Enheduanna, la primera autora de la Historia

La historia de la humanidad es también la historia del nacimiento y la creación del arte; desde las pinturas rupestres hasta la música, pasando por la literatura o el teatro. Al principio, la producción de este tipo de obras no estaba ligada a una autoría como en la actualidad. Las personas que creaban o inventaban algo no estaban ligadas a sus creaciones.

Enheduanna, una princesa acadia y sacerdotisa de la Luna, produjo un importante cambio en la tradición del anonimato artístico: fue la primera persona que firmó sus trabajos. Fue considerada la primera autora de la historia y se convirtió en la prueba del cambio en la relación entre la sociedad y la cultura al visibilizar la idea de que las creaciones surgen de una idea personal y particular.

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Firma de Enheduanna escrita en cuneiforme.

La princesa que fue sacerdotisa

Enheduanna vivió en Ur (Sumer, en el sur de Mesopotamia) entre el 2285 y el 2250 aC.
Aunque se desconoce su lugar de nacimiento y el nombre que le pusieron al nacer, sí se sabe que fue hija del rey Sargón I de Acad y de la princesa Thaslultum y que fue su padre el que la nombró suma sacerdotisa en el templo de Nanna, dios de la Luna.

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Disco de Enheduanna. Museo de la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos)

Su rastro como sacerdotisa fue descubierto por casualidad durante las excavaciones de Ur durante los años 20 del siglo pasado. El arqueólogo Leonard Wooley encontró un pequeño disco de piedra en el que aparecían cuatro figuras: una mujer  de gran tamaño (y por tanto, mayor rango social) vestida con una túnica de volantes y tocada con una diadema de suma sacerdotisa, un oficiante masculino que ofrecía libaciones al dios Nanna y dos oficiantes de pequeño tamaño. Lo más interesante del objeto es la inscripción que se encuentra en su reverso:

«Enheduanna, sacerdotisa de Nanna, esposa del dios Nanna, hija de Sargon rey del mundo, en el templo de la diosa Inanna, en Ur. «

De este disco se pudo extraer que la sacerdotisa rendía culto principalmente a Nanna, el dios de la Luna, pero también Inanna, la diosa del amor y de la guerra.

Sus tareas como sacerdotisa contemplaban la vigilancia y la celebración de los rituales adecuados para mantener contentas a las diversas divinidades del panteón y que su pueblo gozase de fertilidad y prosperidad.
Además, la suma sacerdotisa era la responsable de la recogida de las cosechas, del mantenimiento de los almacenes de grano y de la fabricación de la cerveza. Por último, dado que los templos eran los centros de aprendizaje y donde se almacenaba el conocimiento, Enheduanna hubo de ser una importante astróloga y astrónoma (la primera documentada). En sus poemas manifiesta conocer los cuerpos celestes en los que vivían el dios Nanna (Luna) y su hija, la diosa Inanna (Venus).

La sacerdotisa poeta

Aunque su relación con el conocimiento estaba muy ligada a la astronomía, Enheduanna ha pasado a la historia como la primera mujer escritora de la que se tiene constancia. Sus poemas están dotados de una gran fuerza expresiva y de una complejidad sorprendente para una época tan temprana, y es que la humanidad había empezado a escribir tan solo un milenio antes y solo para cubrir necesidades comerciales. Este planteamiento podría hacer pensar que la sacerdotisa era heredera de un gran conocimiento de tradiciones orales que le permitió desarrollar un vocabulario extenso y muy rico  (en algunos casos, usó más de 40 epítetos diferentes para la diosa Inanna). Por otro lado, la mera existencia de los textos de Enheduanna deja constancia de que las mujeres, al menos las de clase alta, recibían algún tipo de educación.

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Enheduanna escribía sus poemas en cuneiforme, utilizando como soporte tablillas de arcilla

Los poemas de Enheduanna son el primer ejemplo de poesía épica, pero también de la primera escritura no-anónima, lo que la convierte en la primera persona escritora de la historia de la humanidad.
Además, su obra no es una recopilación de obras de otros autores, sino que tiene un carácter personal y revela información de gran importancia sobre la vida cultural de Mesopotamia y sobre los sentimientos de las mujeres.

A la actualidad han llegado un total de cinco obras que son conocidas por las palabras con las que empiezan:

  • Nin-me-sar-ra: Un poema que narra las tribulaciones y el exilio de la sacerdotisa de Ur.
  • In-nin-sa-gu-ra: Un himno de alabanza a la diosa Inanna.
  • In-nin-me-hus-a: Un relato sobre la destrucción del templo de Inanna.
  • E-u-nir: Un grupo de 42 himnos que exaltan diversos templos y las divinidades  de Sumer, así como sus atributos. Se considera el primer compendio de teología.
  • E-u-gem-e-a: Un himno de alabanza a Ekishnugal y a Nanna tras haber sido nombrada suma sacerdotisa.

Las tablillas con los textos de Enheduanna no son las originales, sino que se trata de copias realizadas siglos después de su muerte. Sin duda debió ser tan extraordinaria que el tiempo no ha permitido que su nombre se borre de la historia y sus textos son leídos  y estudiados más de 2000 años después de ser escritos.

Para saber más…

  • Muñoz Paez, Adela (2017) Sabias. La cara oculta de la ciencia.
  • De Shong Meador, Betty (2002) Inanna, Lady of Largest  Heart: poems of the Sumerian High Priestess Enheduanna.

 

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